MAC: Mines and Communities

La Energía Nuclear Es El Problema, No La Solución

Published by MAC on 2001-04-23
Source: Hellen Caldicott

La energía nuclear es el problema, no la solución

Helen Caldicott*
The Australian
15 de abril de 2005

(*) Helen Caldicott es una activista anti-nuclear y fundadora y presidente del Nuclear Policy Research Institute, que advierte sobre los peligros de la energía nuclear.

Primero Helen Caldicott, una de las fundadoras del Movimiento Australiano contra la Minería del Uranio (MAUM), brevemente enfrenta los mitos de que la energía nuclear es limpia, de que no produce gases que contribuyan al efecto invernadero, y de que es más barata que otras fuentes de energía alternativas.

Existe una notoria propaganda impulsada por la industria nuclear para justificar a la industria nuclear como la panacea para la reducción de emisiones de los gases que generan el calentamiento global.

De hecho Leslie Kemeny en estas mismas páginas hace dos semanas (HES, 30 de marzo) sugirió que deberían incluírse cursos de ciencia e ingeniería nuclear en instituciones de nivel terciario en Australia.

Estoy de acuerdo. Pero sugiero que se imparta a los estudiantes todos los aspectos relevantes. Los cursos obligatorios en en las escuelas médicas deberían abarcar los peligros biológicos, genéticos y médicos de largo plazo asociados con el ciclo de la energía nuclear. Los estudiantes de negocios debieran examinar los verdaderos costos asociados con la generación de energía nuclear. Los estudiantes de ingeniería deberían adquirir familiaridad con los profundos problemas vinculados a la disposición de residuos radioactivos de larga vida, las falibilidades humanas que provocaron los más graves accidentes nucleares registrados, así como las casi-fugas y casi-fusiones en los reactores nucleares.

Actualmente existen 442 reactores nucleares en operación en el mundo. Si, como sugiere la industria nuclear, la energía nuclear vendrá a reemplazar a los combustibles fósiles a gran escala, entonces sería necesaria la construcción de 2000 grandes reactores de 1000 Mega Watts. Teniendo en cuenta que en los Estados Unidos no se ha proyectado ninguna desde 1978, esta propuesta es menos que práctica. Más aún, si se decidiera hoy reemplazar toda la energía eléctrica generada con combustibles fósiles por energía de origen nuclear, habría combustible de uranio económicamente viable para los reactores para solo tres o cuatro años.

Los verdaderos factores económicos de la industria del uranio nunca son tenidos en cuenta en su totalidad. El costo del enriquecimiento del uranio es subsidiado por el gobierno de los Estados Unidos. El verdadero costo para la industria de la reparación en caso de un accidente en los Estados Unidos se estima en 726.000 millones de dólares, pero la industria paga solo 9.100 millones de dólares - el 98 % de la responsabilidad asegurada es cubierto por el gobierno federal de los Estados Unidos. El costo de desactivar todos los reactores nucleares existentes en los Estados Unidos se estima en 33.000 millones de dólares. Estos costos - más el enorme gasto que implica el depósito de material radiactivo por un cuarto de millón de años - no se incluyen por ahora en la evaluación económica del costo de la electricidad generada con energía nuclear.

Se dice que la energía nuclear es libre de emisiones. La verdad es muy distinta.

En los Estados Unidos, donde se enriquece gran parte del uranio mundial, incluído el de Australia, la planta de enriquecimiento de Paducah, Kentucky, demanda la electricidad de dos plantas térmicas alimentadas con carbón de 1000 megaWatts cada una, las que emiten grandes cantidades de dióxido de carbono, gas responsable por el 50 % del calentamiento global.

Asimismo, esta planta de enriquecimiento, junto con otra situada en Portsmouth, Ohio, liberan por sus chimeneas el 93 % de los gases de clorofluorurocarbono que se emiten anualmente en los Estados Unidos. La producción y emisión de gases CFC está internacionalmente prohibida en la actualidad por el Protocolo de Montreal, debido a que son los principales causantes de la destrucción del ozono estratosférico. Pero los CFC contribuyen también al calentamiento global, con un efecto 10.000 a 20.000 veces más potente que el del dióxido de carbono.

En la práctica, el ciclo de la energía nuclear emplea gran cantidad de combustibles fósiles en todas sus etapas - la extracción y molienda del uranio, la construcción de reactores nucleares y torres de enfriamiento, la desactivación robótica del reactor intensamente radioactivo al término de su ciclo de vida de dos a cuatro décadas, y el transporte y disposición a largo plazo de grandes cantidades de desechos radioactivos.

En síntesis la energía nuclear produce, de acuerdo con un estudio de 2004 de Jan Willem Storm van Leeuwen y Philip Smith, solo tres veces menos gases de invernadero que las modernas usinas eléctricas a gas natural.

En contraste con la propaganda de la industria, la energía nuclear no es entonces "verde" y por cierto que no es limpia. Los reactores nucleares permanentemente liberan millones de curies de isótopos radioactivos al aire y al agua cada año. Esta liberación no está controlada debido a que la industria nuclear considera a estas partículas radioactivas como biológicamente inocuas. Esto no es así.

Los isótopos no regulados incluyen los gases nobles kryptón, xenón y argón, los que son solubles en grasas y que al ser inhalados por personas que viven en las proximidades de un reactor nuclear ingresan al organismo a través de los pulmones, migrando a los tejidos grasos del cuerpo, incluyendo el manto abdominal y los muslos, próximos a los órganos reproductivos. Estos elementos radioactivos, que emiten radiación gamma de alta energía, pueden ocasionar mutaciones genéticas en espermatozoides y óvulos y causar enfermedades de origen genético.

El tritio, otro gas biológicamente significativo, también es emitido en forma rutinaria por los reactores nucleares. Se compone de tres átomos de hidrógeno, que se combinan con oxígeno formando agua radioactiva, la que se absorbe a través de la piel, pulmones y aparato digestivo. Se incorpora a la molécula de ADN, donde es mutagénico.

El calamitoso hecho de que los 442 reactores nucleares alrededor del mundo continúen acumulando enormes cantidades de desechos radiactivos es raramente mencionado, si acaso lo es, por la industria nuclear. Cada reactor nuclear de 1000 megaWatts típico produce 33 toneladas anuales de residuos calientes e intensamente radioactivos.

Algo más de 80.000 toneladas de desechos altamente radioactivos se encuentran en piletas de enfriamiento cercanas a las 103 plantas nucleares de los Estados Unidos, aguardando su transporte a un sitio de disposición final aún no establecido. Este peligroso material será un blanco atractivo para el sabotaje terrorista mientras viaje a través de rutas y ferrocarriles de 39 estados en los próximos 25 años.

Pero la disposición final de los desechos radioactivos continúa siendo un problema. El congreso de los Estados Unidos eligió en 1987 a Yucca Mountain en Nevada, 150 km al noroeste de Las Vegas, como el repositorio de desechos de alto nivel de radiación para los Estados Unidos. Pero más adelante se estableció que Yucca Mountain no era adecuado para la disposición final de residuos radiactivos de alto nivel debido a que la conforman rocas volcánicas pumíceas de alta permeabilidad en un área atravesada por 32 fallas. La última semana un comité del congreso descubrió que personal del US Geological Survey fraguó datos acerca de infiltración de agua y efectos de corrosión en Yucca Mountain. Estas sorprendentes revelaciones, de acuerdo con la mayoría de los expertos, prácticamente han descalificado a Yucca Mountain como repositorio de desechos, lo que significa que ahora los Estados Unidos no tienen dónde depositar su crecientes existencias de desechos nucleares.

Para empeorar aún más las cosas, un estudio divulgado por la Academia Nacional de Ciencias muestra que las piletas de enfriamiento de los reactores nucleares, que contienen entre 10 y 30 veces más material radioactivo que los núcleos de los reactores, podrían ser objeto de catastróficos ataques por parte de terroristas, que ocasionarían un infierno liberando enormes cantidades de radiación letal, significativamente peor que la radiación liberada en Chernobyl, de acuerdo con la opinión de algunos científicos.

Estos vulnerables desechos nucleares de alto nivel contenidos en las piletas de enfriamiento de 103 plantas nucleares en los Estados Unidos incluyen cientos de elementos radioactivos que tienen impactos biológicos diversos sobre el cuerpo humano, siendo los más importantes el cáncer y los transtornos genéticos.

El tiempo de incubación para el cáncer es de 5 a 50 años después de la exposición a la radiación. Es importante notar que los niños, los ancianos y los individuos inmuno-deprimidos son varias veces más susceptibles a los efectos dañinos de la radiación que otras personas.

Describiré cuatro de los más peligrosos elementos producidos en plantas de energía nuclear.

Iodo131, que fue liberado en los accidentes nucleares de Sellafield en Gran Bretaña, Chernobyl en Ucrania y Three Mile Island en Estados Unidos, es radioactivo por solo seis semanas, y se bio-concentra en vegetales de hoja y en la leche. Cuando entra en el cuerpo humano vía la garganta o los pulmones, migra hacia la glándula tiroides situada en el cuello, donde puede luego producir cáncer de tiroides. En Bielorusia se le extirpó la tiroides a más de 2000 niños por causa del cáncer de tiroides, una circunstancia inédita en los antecedentes pediátricos.

Estroncio90 tiene una duración de 600 años. Como análogo del calcio se concentra en la leche de cabra y de vaca. Se acumula en el pecho humano durante la lactancia y en los huesos, donde puede luego inducir cáncer de mamas, de huesos y leucemia.

Cesio137, que también es radioactivo durante 600 años, se concentra en la cadena alimenticia, principalmente en la carne. Al ingresar al cuerpo humano se localiza en los músculos, donde puede inducir un cáncer muscular maligno denominado sarcoma.

Plutonio239, uno de los elementos más peligrosos conocidos por la humanidad, es tan tóxico que un millonésimo de gramo resulta cancerígeno. Se producen anualmente más de 200 kg en cada planta nuclear de 1000 megaWatts. El plutonio se comporta como el hierro en el cuerpo humano, y por eso se concentra en el hígado, donde produce cáncer de hígado, y en los huesos, donde puede producir cáncer de los huesos e infecciones en la sangre. Inhalado produce cáncer de pulmón. También atraviesa la placenta donde, como la thalidomida, puede causar severas malformaciones congénitas. Existe predisposición al plutonio en los testículos, donde puede ocasionar cáncer de testículos e inducir transtornos genéticos en la descendencia. La radioactividad del plutonio dura 500.000 años, permaneciendo para inducir cáncer y transtornos genéticos en futuras generaciones de plantas, animales y seres humanos. El plutonio es asimismo el combustible de las armas nucleares. Solo 5 kg son necesarios para armar una bomba, y un reactor produce más de 200 kg por año. De ahí que cada nación con una planta de generación nuclear tiene la capacidad teórica de fabricar 40 bombas atómicas por año.

Debido a que la energía nuclear deja un legado tóxico para todas las generaciones venideras, porque produce gases que contribuyen al calentamiento global, porque es por lejos más cara que cualquier otra forma de generación de energía eléctrica, y porque puede contribuír a la proliferación de armas nucleares, estos temas necesitan incluírse con urgencia en los contenidos del sistema educativo terciario de Australia, que posee entre el 30 % y el 40 % del uranio más rico del mundo.

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