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Tragedia en mina de carbón colombiana deja un saldo de 73 muertos

Published by MAC on 2010-06-28
Source: El Mundo, AFP, EFE

El mortal carbón se ha vuelto más mortal en los últimos 12 meses, al tiempo que la extracción y el comercio del mineral negro alcanzan en todo el mundo niveles sin precedentes.

En lo que va del año, los trabajadores estadounidenses sufrieron el peor desastre en un cuarto de siglo en una mina de carbón de Massey.

Las últimas estadísticas chinas sugieren que ha aumentado el número de víctimas fatales de las minas de carbón subterráneas.

Y ahora, una explosión de gas metano mató a 73 mineros en la provincia colombiana de Antioquía - mayor pérdida de vidas humanas que en los últimos 5 años juntos.


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Tragedia en mina colombiana deja un saldo de 73 muertos, todos ya rescatados

Agencia EFE

25 de junio 2010

Bogotá - La explosión ocurrida en una mina de carbón del noroeste de Colombia la semana pasada deja un saldo de 73 muertos, todos ya rescatados, y se convierte así en la peor tragedia minera de los últimos años en el país, informaron hoy fuentes oficiales.

Al amanecer de este viernes fueron sacados de la mina los últimos cadáveres que quedaban en su interior, explicó John Fredy Rendón, director del Departamento Administrativo para la Atención de Desastres (Dapard) del departamento de Antioquia, territorio en el que está localizada la mina.

La tragedia se inició hacia la medianoche del pasado 16 de junio, cuando se registró una explosión, presumiblemente por acumulación de gases, en la mina San Fernando, ubicada en una zona rural del municipio de Amagá, en Antioquia (noroeste).

En el momento del accidente, que se produjo cuando se realizaba el cambio de turno de los trabajadores, había unas 160 personas en el túnel de la mina, de las que 90 lograron salir y 73 quedaron atrapadas.

Las tareas de rescate de los fallecidos se han prolongado durante varios días por los derrumbes y la acumulación de gases en el túnel de la mina donde ocurrió la explosión.

El presidente colombiano, Álvaro Uribe, viajó el pasado sábado hasta Amagá para acompañar a los familiares de las víctimas, después de haber ordenado el cierre de la mina por dos semanas para agilizar la investigación sobre las causas de la explosión, que posiblemente se conocerán la semana próxima.

En noviembre de 2008, una inundación en un túnel de esa mina causó la muerte a cinco personas, mientras que en 1977 perdieron la vida otras 86 a causa de una explosión en otro yacimiento de carbón en Amagá.

En los últimos cinco años han muerto 71 mineros, 80 han resultado heridos y cuatro desaparecieron como consecuencia de las 18 explosiones ocurridas en minas en Colombia, según datos del Sistema Nacional de Emergencias.



La muerte cubre los socavones de la mina colombiana de San Fernando

Pablo Rodríguez

AFP

18 de junio 2010

MINA DE SAN FERNANDO, Colombia — Wilson Salinas, de 25 años, es uno de los 73 mineros que probablemente murieron en la noche del miércoles en la mina de carbón de San Fernando, en noroeste de Colombia, donde había ingresado hacía ocho días.

Al igual que él, Carlos Arturo, de 27 años, es otro de los trabajadores que se encontraba en la mina. Su madre, María Dolores, está "segura" de que también murió en ese profundo socavón, sacudido por una explosión de tal magnitud que se sintió en el cercano pueblo de Amagá.

Esta población, con 27.000 habitantes, que en su mayoría derivan el sustento de la minas de carbón que proliferan en la zona, se encuentra distante unos 2 kilómetros de la mina que volvió a enlutar esta calurosa localidad enclavada entre las montañas del departamento (provincia) de Antioquia (noroeste). Hace dos años, en otro accidente, murieron cinco mineros, recuerdan los moradores de la zona.

Con voz serena, esforzándose por mantener la compostura, Diana Sepúlveda, la compañera de Wilson Salinas, se quejó de la falta de información sobre la suerte de su esposo. Apostada al pie de la cinta amarilla de seguridad que impide el acceso a las inmediaciones de la mina -una de las principales de la región- asegura: "no nos han dado información, sólo dicen que están tratando de rescatarlos, pero que eso está muy demorado".

La operación de recuperación de los mineros avanza lentamente debido a la concentración de los gases y el riesgo de una nueva explosión. "Hasta ahora, hemos penetrado unos 180 metros y hemos recuperado 17 cuerpos calcinados", dijo a la AFP Carlos García, coordinador operativo de rescate de la Cruz Roja.

Hasta el inicio de la tarde del jueves, sólo se contabilizaba un minero que había sobrevivido, con quemaduras en más del 30% del cuerpo.

"Es muy difícil que haya sobrevivientes, si no murieron por la explosión y las altas temperaturas, murieron asfixiados", estima uno de los miembros de la brigada de rescate del Instituto Geológico y Minero.

La compañera de Salinas, que presiente que "Wilson también murió", recuerda que éste fue a la mina porque se había quedado sin trabajo en una empresa de fertilizantes. "Aquí no hay más trabajo y todos tienen que ir a la mina", asegura.

Tulio Correa, de 46 años, un minero que llegó a cumplir con su turno el jueves, dijo que trabaja en la mina desde hace 27 meses y lo hace porque el salario es bueno. "En otro trabajo uno gana el mínimo y para mantener mujer y dos hijas eso no alcanza, en cambio aquí uno quincenalmente se pone 420.000 pesos (210 dólares)", señala, al tiempo que asegura que en la mina se trabaja con "todas las condiciones de seguridad. Lo único, eso sí, es que hace mucho calor".

En la superficie, el calor también sofoca a los familiares de las presuntas víctimas, a quienes los dueños de la mina no los han atendido ni "dado un vaso de agua", según coincidieron varios de ellos.

Tratando de resguardarse del sol, una mujer de avanzada edad y mirada triste presiente que su hijo murió. Es María Dolores, la madre de Carlos Arturo, su hijo menor de 27 años, que hacía dos empezó a trabajar en la mina, después de haberlo hecho en una hacienda y luego en otra mina más pequeña. "Me quedaré hasta que los saquen", asegura con voz tranquila porque "ya he llorado tanto que no tengo más lágrimas".



Familiares sufren una angustiosa espera

Una fotografía reciente fue lo que pidieron a las afueras del coliseo para hacer una identificación preliminar de las víctimas. El llanto volvía cada vez que la fotografía era enseñada.

Andrés Polanía Sánchez

http://www.elmundo.com

18 de junio 2010

La tragedia de Amagá dejó a los familiares de las víctimas en una penosa espera para identificar sus cadáveres y darles cristiana sepultura. Según versiones de los trabajadores mineros del municipio, los 20 rescatados hasta el momento serían fáciles de hermanar, pero el proceso sería más tedioso con los que están al fondo del socavón por la gravedad de las quemaduras y hasta posibles desmembramientos.

En la mañana, ya cuando el sol dejaba ver en la superficie lo que había pasado en la mina San Fernando, los familiares de quienes estaban cumpliendo turno en el socavón se aglomeraban tras las cintas de seguridad que rodeaban el sitio.

El llanto y la desesperación hacían evidente la angustia de quienes no obtenían de parte de los primeros cuerpos de socorro que llegaron al lugar, una respuesta concreta de las labores que realizaban, de qué se estaba haciendo y lo más importante, lo que les generaría una esperanza, el saber de posibles sobrevivientes.

Sobre las 10 de la mañana el coliseo de Amagá, Juan Montoya Correa, fue el sitio habilitado para trasladar todos los cuerpos sin vida que serían rescatados del socavón para practicarles las diligencias técnicas de reconocimiento, la identificación por parte de sus familiares y la necropsia. Tan pronto se supo esto, la romería de personas se trasladó hasta allí, donde en un primer momento fueron llevados diez de los restos mortales de los mineros, que fueron rescatados de la bocatoma de la mina.

Los rumores y murmullos de los curiosos se confundían a su vez con los llantos y lamentos de quienes esperaban impacientes alguna noticia que les permitiera saber de la vida de su familiar, pues en San Fernando corrían con la misma suerte, el hermetismo hacía presencia en cada uno de los uniformados que participaban en las diferentes diligencias que se adelantaban en los dos lugares.

Al coliseo llegaron los diez primeros cuerpos sin vida, a los familiares se les había pedido previamente una fotocopia de la cédula del minero y una foto reciente del mismo, documentos que facilitarían la identificación preliminar por parte de los forenses. Sobre el medio día, ya había pasado un familiar de la víctima a hacer el reconocimiento facial.

En los grupos de gente que se formaron a las afueras del coliseo, se coincidía en una misma versión, los mineros ya habían anunciado la catástrofe, “llegaban a su casa diciendo que ya habían sentido gases y que la zona estaba muy caliente, que el calor era mucho”, indica una de las mujeres que espera paciente, ser llamada para el reconocimiento de su hermano, sin saber que más cuerpos no han podido ser traídos de la zona de la explosión porque se han suspendido las labores de rescate debido a la acumulación de gases.

“Los mineros de acá de Amaga trabajan en condiciones precarias, hoy (ayer) perdí un concuñado, pero no es el único familiar que me han matado las minas, se perdieron hermanos, tíos y el abuelo de mi señora. La denuncia ahora es la falta de protección que se les da a los trabajadores mineros, ellos no pueden decir nada porque los echan, el temor de ellos es quedarse sin sustento para sus familias y al no haber más renglones económicos en Amagá les toa aguantarse estas condiciones, pues si se van de una mina les toca ir a parar a otra en igual o perores condiciones”, revela Álvaro Cortés, una de las personas, aglomeradas a las afueras del coliseo.

En las aglomeraciones también se dejaban escuchar las voces de quienes han pasado también por los socavones de carbón de esta zona de Antioquia, a los que sus manos teñidas de negro los delatan y que presurosamente se atreven a declarar que lo que ocurrió en San Fernando ya estaba anunciado, tanto por los trabajadores, como por las autoridades que hacen el control a las minas.

“En la mina hacía falta una ventilación, los gases que se generan dentro de la mina no tienen por donde salir si sólo hay un respiradero que es la misma parte por donde entran y salen las personas y el carbón y todo. De aquí se están llevando un carbón a un precio muy económico para quien lo está sacando, pero no están haciendo los gastos necesarios para la seguridad de quienes están explotando ese carbón, si la empresa hiciera los gastos necesarios que se requieren para que una mina de estas realmente trabaje como debe de ser, habría seguridad como tal y estos hechos no se contarían”, insiste Álvaro Cortés.

Personas de las mismas que esperaban a las afueras del coliseo habían previsto el accidente, y es el caso de Iván Raúl Rojas, hombre que se retiró de la carbonera San Fernando hace poco más de un año, porque no soportaba más tener que arriesgar su vida a diario aruñando carbón en el fondo de la montaña, “Yo me retire hace un año porque las condiciones en las que se encontraba la mina eran condiciones para no trabajar, porque empezó a resultar el gas metano y este gas es supremamente peligroso”.

“La mina se le selló uno de los respiraderos cuando se prendió la madera con la que se aseguraba y la mina desde ahí quedó prácticamente con una sola entrada, la misma que es la salida, debido a esto se fueron acumulando gases y calor, y cuando una mina está en estas condiciones se convierte en un peligro constante”, advierte este minero.

Sobre las 2 y 20 de la tarde arribaron al coliseo tres cuerpos más para sumar 13 los mineros rescatados. Las labores de rescate se habían retomado y poco más tarde llegaron tres cuerpos más, la suma iba en 16 y las personas que esperaban para el llamado de reconocimiento se aglomeraban con fotografía en mano el llamado de las autoridades.

Entre las personas, la madre y el hermano de Óscar Alonso Tirado Gómez, uno de los mineros que cumpliría el turno de 11 de la noche a 6 de la mañana, que con tan solo 23 años disfrutaba el trabajo en la Carbonera San Fernando, “él no había manifestado que tuviera ningún problema en la mina, Óscar era muy ‘recochero’. Los temores los siente cada una de las personas, él no había manifestado ninguno. Cuando uno le decía que se saliera de trabajar de allá él decía que no, que el trabajo allá era muy bueno, estaba amañado”, contó entre sollozos su hermano.

Lo cierto es que para hoy las labores de rescate continúan y las historias de personas que perdieron a sus seres queridos al interior de la mina seguirán, ahora con el dolor apaciguado por el tiempo, pero sabiendo que una vez más la tierra que los vio nacer se les ha llevado una vida de sus casas.

Concentración - Mezcla volátil

Juan Carlos Burgos Villa, ingeniero de Minas y Metalurgia e instructor de minería del Sena Puerto Berrío, fue una de las personas que se acercó al coliseo acondicionado como morgue del pueblo para atender esta emergencia, buscando saber sí algunos de los mineros que perdieron la vida en Carbones San Fernando habían sido alumnos suyos y ofreció, desde su experiencia, una de las posibilidades que pudo haber ocurrido al interior del socavón carbonero, “Lo que pudo haber pasado es un explosión de gas grisú, que es una combinación de metano con aire atmosférico. Esa mezcla de gases produce el grisú y éste en una concentración del 5 al 16% es altamente explosivo, más que la dinamita. La explosión se puede haber producido porque en la mina pudo haber presencia de gas metano, que es producido por los mantos de carbón, a medida que se van sacando estos mantos el carbón se va desgasificando. Si se produjo una desgasificación de metano, se unió con el aire y creó el grisú y se inició con una chispa de un cigarrillo, una llama abierta o un chispa eléctrica, esto enciende todo y crea la explosión. En las minas de carbón esta mezcla de gases se debe controlar por ventilación, que periódicamente se estén haciendo registros con un metanómetro, por lo menos cada hora o cada dos horas, pues este gas metano, al ser más liviano que el aire se acumula en las partes altas de los socavones”, refirió el ingeniero.



Amagá revive su tragedia
El Ejército Nacional, a través de la IV Brigada, también se ha hecho presente en el lugar de la tragedia para apoyar a los socorristas y mantener el orden público en Amagá.

Santiago Lopera Álvarez

http://www.elmundo.com

18 de junio 2010

El departamento de Antioquia ha tenido que convivir con estas emergencias. Hace casi 33 años se presentó en el departamento la mayor tragedia de este tipo en la historia de Colombia. Hoy la magnitud de la emergencia es similar a la que enlutó a todo un país hace más de tres décadas.

El sector minero de Antioquia y en especial el Suroeste y Nordeste del departamento ha sido por años testigo de muchas tragedias que han cobrado la vida cientos de personas que utilizan la extracción de carbón como medio de sustento.

La tragedia más grande se remonta al 14 de julio de 1977. A las 5 de la mañana la acumulación de gas metano y las altas temperaturas en el socavón provocaron una gran explosión en la mina de la antigua Industrial Hullera. Ese día fallecieron 86 mineros por la explosión y la inhalación de gases tóxicos.

El 15 de junio de 2006 la explosión en mina Aquivel 3, de las Minas de San Fernando, dejó como saldo un muerto y 29 trabajadores afectados.

La victima fatal fue un minero de 48 años, quien murió en el interior del socavón a causa de la explosión. Ese día las autoridades informaron que la explosión se debió a la acumulación de gases en el interior de la mina.

Otro de los hechos que se han presentado en esta actividad ocurrió el 29 de junio de 2008 cuando explotó una mina de la vereda La Clarita de Amagá. La emergencia dejó 5 mineros heridos, entre ellos un menor de edad.

También el 11 de noviembre de 2008, 5 mineros fueron sorprendidos por una inundación al interior de la mina San Fernando, en el municipio de Amagá, Suroeste antioqueño. El incidente sucedió luego de que los trabajadores rompieran accidentalmente una presa de agua, inundando el socavón.

El 30 de diciembre de 2008 un deslizamiento de roca taponó la entrada a la mina Oro Verde, en la vereda San Antonio del municipio de Zaragoza, y dejó atrapados por más de 25 horas a tres mineros.

El siete de agosto de 2009 una explosión en el sector norte de la mina El Bloque, ubicada entre los municipios de Fredonia y Amagá, dejó nueve mineros muertos, tres heridos y quince más intoxicados.

El último evento que se presentó en el departamento fue el pasado 26 de marzo, cuando un cortocircuito provocó un incendio que dejó atrapadas a 34 personas en la mina ‘Providencia’, propiedad de la Frontino Gold Mines en el municipio de Segovia. Por fortuna el hecho no dejó personas fallecidas ni con lesiones de gravedad.

Estas son solo algunas de las emergencias que ha presentado el sector minero del departamento de Antioquia en los últimos años. Y queda claro que sin importar qué tecnificada esté la mina, no dejará de ser peligrosa la actividad minera.
Contexto - Carbón de exportación

La mina San Fernando, en donde ocurrió la tragedia del miércoles, es una de las poco más de 3.000 subterráneas que hay en el país, dijo Jorge Martín Molina, ingeniero de minas de la Facultad de Minería de la Universidad Nacional. Colombia produce anualmente 70 millones de toneladas métricas de carbón, de las cuales al menos 66 millones de toneladas métricas son exportadas a mercados de Europa y de Estados Unidos, según la Dirección de Minas del Ministerio.

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