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Herencias Letales

Published by MAC on 2001-04-23
Source: International War & Peace Reporting

HERENCIAS LETALES

Aunque la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) sostiene haber "limpiado" la mayoría de las pilas de residuos de molienda de las minas de uranio de los Estados Unidos, ello dista de ser así en uno de los mayores sitios, en Utah, y ni hablar en la ex-Unión Soviética. En el norte de Tajikistán, en Asia central, se encuentra justamente uno de los sitios donde la población se encuentra en peligro y las viviendas se continúan edificando sobre - e incluso con - residuos de uranio.

Polvareda atómica en Tajikistán

Daler Hamidov (seudónimo de un periodista en Khujand)
International War & Peace Reporting (IWPR, London)
Central Asia Bulletin No.394, julio de 2005

Más de una década después de que la extracción de uranio terminara en Tajikistán, el país finalmente se enfrenta con la herencia nuclear. Los especialistas estiman que casi 55 millones de toneladas de residuos de uranio se encuentran enterrados a lo largo del norte del país, creando una amenaza ecológica de grandes proporciones.

Especialistas de Kazakstán, Kyrgyzstán, Uzbekistán, Rusia y Alemania se reunieron del 3 al 5 de julio en una conferencia internacional acerca de riesgos nucleares, desarrollada en Kairakkum, al norte de Tajikistán. La reunión fue consecuencia de la Declaración de Bishkek de 2003, que busca enfrentar el problema de los residuos nucleares en Asia central.

Kasym Kasimov, el gobernador de la norteña región de Sogd abrió la conferencia recordando cómo se inició la minería del uranio en el norte de Tajikistán, así como en las vecinas Kyrgyzstán y Uzbekistán en 1942. En mayo de 1945, cuando se avizoraba el final de la Segunda Guerra Mundial, el atemorizado jefe de seguridad de la Unión Soviética, Lavrenti Beria, se hizo cargo de una nueva agencia denominada Vostokredmet - aún existente - para obtener el uranio que luego se emplearía para fabricar la primera bomba nuclear soviética. En los siguientes 50 años tuvo lugar minería y procesamiento de uranio en tres áreas del norte de Tajikistán: Chkalovsk, Taboshar y Adrasman. Los residuos producidos por las minas y fábricas fueron sepultados en una red de depósitos radioactivos en la zona Tajik del valle de Fergana.

Los delegados de la conferencia visitaron todos los depósitos en la región de Sogd, que se estima contienen 54,8 millones de toneladas de material radioactivo. Los desechos no son muy activos, pero podrían causar daños por cientos de años. Asegurarlos requeriría tecnologías con las que Tajikistán no cuenta. "Tajikistán no tiene los recursos para solucionar este problema," les comentó Kasymov a los delegados. "Ningún país puede resolver este tipo de problemas por sí solo."

En 2003 expertos del ministerio nuclear de Rusia investigaron el estado de los depósitos de desechos radiactivos en Tajikistán y elevaron sus conclusiones a Vostokredmet, cuya misión actual es monitorear los niveles de radiación y los efectos sobre el ambiente.

El director de Vostokredmet, Zafar Razikov, le contó a IWPR que "en los últimos años los especialistas de la IAEA [Agencia Internacional de Energía Atómica] vinieron cuatro veces a la región de Sogd. Se abordaron muchos proyectos de evaluación junto con el ministerio nuclear de Rusia, pero ni Rusia ni Tajikistán tienen el dinero necesario para proseguirlos. Actualmente Vostokredmet solo está en condiciones de monitorear la situación. Se necesitan entre 10 y 15 millones de dólares para realizar algún tipo de progreso."

Los ecologistas han estado advirtiendo que debido a que muchos de los depósitos y minas abandonadas están a la vera del mayor curso fluvial de Asia central, el río Syr Darya, cualquier desastre natural o provocado por el hombre podría causar una catástrofe ecológica capaz de extenderse por toda la región. En la conferencia Razykov se confirmó que la posibilidad de que los residuos radioactivos sean arrastrados hacia el río existe. Por ejemplo las pilas en las afueras del pueblo de Degmai, situadas a unos 9 km del río, contienen más de 36 millones de toneladas de residuos, algunos traídos desde Kyrgyzstán.

Hotam Muratazoev, quien encabeza la ONG Ecología y Progreso Científico-Técnico, tomó el caso del depósito en Degmai, que ha permanecido sin resguardo por más de diez años, aún cuando contiene más de dos millones de toneladas de estériles. “En invierno las partes bajas se llenan de agua, y esto produce un material que al secarse en verano se transforma en polvo radioactivo”, dijo.

Este polvo cae sobre áreas residenciales en Chkalovsk, una ciudad cercana a la capital regional Khujand. Los expertos locales en Khujand dicen que en algunos sectores circundantes la radiación de fondo supera los 80 microroentgens por hora - bien por encima del nivel oficial de seguridad en Tajikistán, de 57 microreoentgens por hora. La radiación de fondo es aún mayor en la proximidad de las antiguas minas, donde los expertos informan valores de 1000 microroentgens por hora. Ignorante de los terribles peligros que generan los residuos de uranio, la población continúa edificando sus casas y sembrando la tierra en las proximidades de los depósitos. La agencia gubernamental para defensa civil y emergencias registró el caso de una familia en el pueblo de Adrasan cuya plantación se localiza prácticamente sobre la pila de desechos, exponiéndola a niveles de radiación superiores a los 500 microroentgens por hora.

A solo un kilómetro del pueblo de Taboshar hay seis millones de toneladas de desechos en tres depósitos. Los ecologistas sostienen que estos depósitos no tienen suficiente cobertura, y que parte de su material está drenando hacia un arroyo que emplea la población local como fuente de agua para beber. Mahmadullo Teshaev, un poblador de Taboshar, le comentó a IWPR que su hijo era uno de tantos niños que solían jugar cerca de la mina donde se explotaba uranio. "No había carteles de advertencia, y no teníamos idea del peligro," dijo. "Mi hijo tenía seis años entonces, y ahora tiene quince y está gravemente enfermo - padece osteomalacia [debilidad de los huesos] y anemia y los doctores me han dicho que jamás podrá tener hijos."

Muratzoev contó en la conferencia que la baja seguridad en las minas abandonadas permite a los ladrones llevarse viejos rieles de ferrocarril y vigas de metal o concreto, y otros metales, para venderlos en el mercado como material de construcción. En consecuencia se construyen ahora casas y otros edificios con materiales radioactivos.

Vadim Ostroborodov, representante del ministerio nuclear de Rusia solicitó financiamiento internacional para ayudar a los tajiks. "Tajikistán no puede manejar este problema solo," dijo. "En Kyrgyzstán se está llevando a cabo una restauración de terrenos en la zona del Lago Issyk-Kul, con financiamiento de los Estados Unidos. También deberían destinarse fondos a Tajikistán."

El geofísico Richard Knapp del Lawrence Livermore National Laboratory en California, que patrocinó la conferencia junto con Vostokredmet, aseguró que "la radiación no reconoce tiempos ni fronteras. Pero el núcleo de este problema se concentra en el territorio de Tajikistán. Ustedes cuentan con experiencia y conocimientos técnicos de primer nivel en Vostokredmet, y existe apoyo para resolver problemas." Agregó que el embajador de los Estados Unidos en Tajikistán, Richard Hoagland, había mostrado su interés en el tema de los residuos radioactivos, pero que la experiencia reciente demuestra que es el Banco Mundial el prestamista más adecuado para los proyectos de restauración de tierras.

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